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domingo, 2 de enero de 2011

¿ RUGBY ?


En un deporte como el rugby se dan muchos gritos. Cantando los himnos, a la hora de soltar adrenalina o placar a un rival y, por supuesto, en la alegría del tercer tiempo. Pero el último grito (aunque también podríamos decir alarido) lo ha dado el conjunto galo del Stade Français.

Ver correr a quince hombres de más de metro noventa que superan los cien kilos de peso se puede quedar en mera anécdota. El equipo francés no entiende de ridículo cuando viste a sus jugadores -muchos de ellos recientes campeones del VI Naciones- pero no es más que una estrategia de marketing.



Hemos visto muchos más esperpentos en cuanto uniformes deportivos y cuando creíamos que los pantalones de cuadros de Rafa Nadal eran el penúltimo acto de mal gusto, un reputado equipo de rugby ha tenido que irrumpir para llevarse la palma al uniforme más... más... En fin, cada uno juzgue a su gusto.

Pero después de ver el fucsia pastel del Stade Française, nuestra mente se ha invadida de recuerdos espantosos que, casualmente, se personifican en equipos de fútbol. ¿Cómo no olvidar al portero mexicano Jorge Campos? ¿Y las extrañas manchas que salieron en las camisetas del Athletic Club? Hay muchos más, por eso es mejor ir recordando con calma.

En 1992 la Fiorentina juntó a Batistuta, Effenberg, Brian Laudrup y otras figuras que lucieron una elástica horrible y, encima, con unas cenefas que formaban, imaginamos que de forma inconsciente, esvásticas que es mejor no recordar con qué y con quién se asocian.



El comienzo de la década de los noventa también nos dejó otros modelitos atrevidos, como un estampado del Hull City emulando la piel de un tigre o ropa interior de dudoso gusto. Más cercano es el ejemplo del Athletic y sus chorros de Ketchup en las camisetas que presentó (y no tardó en retirar) en la temporada 2004-2005.

A un deportivista tampoco se le olvida el color butano combinado con azul marino que lució en la mayor derrota de su historia europea. Aquella camiseta gafó al equipo y encajó aquel sonrojante 8-3 de Mónaco. La culpa fue del equipaje.



Pero otros deportes como el ciclismo también nos dejan esperpentos de primera categoría. El último ha sido el maillot que lucirá el líder de la próxima Vuelta a España. Por mucho Custo que lo haya diseñado, ningún corredor va a querer llevarlo encima.

En fin, parece que en los últimos tiempos las modas, por extrañas que parezcan, pasan por alto la opinión de los más puristas y, por qué no, la de alguna madre cuando vea vestido de esta guista a su hijo.

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